El radón es un gas radioactivo natural, incoloro e inodoro, que se genera por la descomposición del uranio-238 presente en suelos y rocas. Aunque en espacios abiertos no representa un riesgo significativo, su acumulación en interiores, como minas, sótanos o edificios, puede alcanzar niveles peligrosos. Esta acumulación prolongada puede poner en riesgo la salud de los trabajadores a largo plazo.

La Directiva 2013/59/Euratom, transpuesta a las normativas nacionales, obliga a las empresas a evaluar la presencia de gas radón en los lugares de trabajo, especialmente en áreas como sótanos, semisótanos o plantas bajas, donde el gas tiende a acumularse debido a su densidad, superior a la del aire. Esto implica:

  • Mediciones periódicas.
  • Control de niveles.
  • Implementación de medidas correctivas cuando se superan los valores de referencia.

¿Qué empresas deben medirlo?

  • Aquellas ubicadas en zonas con alto potencial de gas radón.
  • Empresas con locales subterráneos, semisótanos o plantas bajas en contacto directo con el terreno.
  • Actividades desarrolladas en espacios cerrados, con alta permanencia y baja ventilación.

Detectar los niveles de radón y adoptar medidas es responsabilidad de cada empresa.

Impacto del gas radón en la salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre el 3% y el 14% de los casos de cáncer de pulmón a nivel mundial están relacionados con la inhalación de radón. Este gas es la segunda causa de esta enfermedad, solo por detrás del tabaco, y la principal entre no fumadores.

  • La OMS recomienda que las concentraciones no superen los 100 Bq/m³.
  • La Directiva Euratom establece un nivel de referencia de 300 Bq/m³.

Normativas y medidas de prevención

El Plan Nacional contra el Radón incluye acciones para reducir las concentraciones de este gas en edificios. Además, el Código Técnico de la Edificación incorpora la sección “HS6: Protección frente al gas radón”, que establece requisitos para minimizar su presencia.

En entornos laborales con poca ventilación o subterráneos, el riesgo de exposición aumenta. Por ello, es imprescindible:

  • Proteger la salud de los trabajadores.
  • Garantizar una ventilación adecuada, ya sea natural o forzada, para renovar el aire.
  • Sellar grietas y juntas en suelos y paredes.
  • Instalar sistemas de extracción específicos.
  • Realizar mediciones periódicas en zonas de riesgo.

Desde SETEMCAT os informamos que el gas radón es un enemigo invisible, pero sus efectos pueden prevenirse con las medidas adecuadas.

Vía | prevencionar, OMS, INSST